Arqueología de un naufragio
En el siglo I aC, un barco romano que navegaba por la Costa Brava (Girona) se vio sorprendido por un temporal, chocó contra las islas Formigues y naufragó. Sus restos se conservaron intactos a 45 m de profundidad durante 2.000 años. El Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya (CASC) lleva a cabo una campaña de excavación para estudiar el cargamento de cientos de ánforas y entender el proceso de construcción de la nave. Hasta ahora se creía que los barcos romanos no podían navegar por el Atlántico, el análisis de miles de ánforas demuestra que sí, que mantenían rutas marítimas hasta Britania y Germania.
Intervienen Gustau Vivar, director del CASC, Rut Geli, arqueóloga del CASC, Caterina Aguer, restauradora del CASC, Xavier Rubio, profesor de arqueología de la Universidad de Edimburgo y Pere Izquierdo, arqueólogo de los Museos de Sitges.