Murciélagos y virus

Cuando apareció el brote del nuevo coronavirus en Wuhan, los investigadores chinos secuenciaron su genoma, su ARN, y lo compararon con el de muchos animales domésticos y salvajes, hasta que encontraron un 96% de coincidencia con el murciélago de herradura chino. Por lo tanto, muy probablemente el reservorio natural de este virus se encuentra en esta especie. Los murciélagos en general son el reservorio natural de muchos virus ya que prácticamente no les afectan. ¿Cómo es posible? De día los murciélagos duermen y tienen unas constantes vitales muy reducidas. De noche, en cambio, cuando salen a cazar volando, tienen un metabolismo mucho más activo que el nuestro, principalmente porque son mucho más pequeños. Un murciélago puede tener entre 700 y 900 latidos por minuto. Pero además, el hecho de volar es tan costoso energéticamente que su metabolismo libera radicales libres, e incluso se produce un cierto grado de lisis, de rotura celular. En consecuencia, su sistema inmunológico está adaptado a tolerar este estrés y se encuentra siempre en un estado de pre-alerta. Está demasiado amortiguado para eliminar los virus por completo, pero por el contrario los mantiene a raya sin experimentar una sobre-reacción. El resultado es que conviven murciélagos y virus. Los virus tienen, pues, un huesped ideal en el que pueden permanecer largo tiempo, mutar y adquirir la capacidad para infectar nuevos huéspedes. Dado que los murciélagos seguirán siendo una reservorio de virus e infectando la fauna salvaje, la única solución para evitar futuras epidemias es dejar de comer animales silvestres.