Flores comestibles
En nuestra dieta habitual incorporamos muchas más flores de lo que pensamos. Veamos un menú ejemplar. De entrada prepararemos una ensalada con flores de calabacín. Podemos añadir también brócoli crudo. El brócoli es un ejemplo perfecto de estructura fractal. Los matemáticos hablan de fractalidad cuando encuentran un patrón geométrico que se repite a diferentes escalas. Añadiremos aún pipas y aceite de girasol, una flor que recibe este nombre porque tiene heliotropismo positivo, es decir, tiende a seguir el sol a lo largo del día. También añadiremos alcaparras, los capullos florales de una planta típica de muros y murallas. No puede faltar la alcachofa, otro capullo floral, en este caso de un cardo lila muy bonito. En nuestro menú floral también podemos incluir una coliflor con bechamel y una pizca de azafrán. El azafrán se obtiene exclusivamente de los pistilos de una flor, de las partes femeninas pulverizadas. Se necesitan 250.000 flores para conseguir un kg de azafrán puro, por eso se pueden pagar hasta 5.000 euros/kg! De postre prepararemos un helado de vainilla. La vainilla procede de la vaina de una orquídea, una planta trepadora tropical. Finalmente podemos tomar una infusión de manzanilla, otra flor muy aromática y con propiedades medicinales y digestivas y edulcorarla con polen de mil flores. De esta manera habremos preparado unos platos floridos y al consumirlos nos convertiremos en florívoros.