Las letras, del alfabeto al teclado
Los jeroglíficos egipcios o aztecas y los pictogramas japoneses son escrituras en las que un dibujo representa una idea. Nuestra escritura originariamente también era así. Un dibujo representaba una idea, pero este dibujo evolucionó y se convirtió en un símbolo abstracto que representa el primer fonema de la palabra que originariamente representaba. Este proceso se denomina «acrofonía». Una vez inventado el alfabeto, pasaron siglos de escritura manual, con pluma, hasta que llegó Gutemberg e inventó la imprenta. Una evolución del principio de la imprenta es la máquina de escribir. En 1868 el inventor y político estadounidense Christopher Latham Sholes diseñó la primera máquina de escribir comercial. Para evitar que las varillas se atascaran cuando se escribía rápido, ordenó las teclas de manera que las parejas de letras más frecuentes en lengua inglesa estuvieran bien alejadas. El resultado fue el teclado QWERTY, llamado así por las primeras 6 letras de la fila superior izquierda. Este teclado se implantó en todas las máquinas de escribir de la época, continuó con las máquinas de escribir eléctricas, con los ordenadores y con los móviles. Hoy, la situación es paradójica: tenemos un sistema de teclado diseñado expresamente para ralentizar la velocidad de tecleado sin ningún motivo real para hacerlo. A propuesta del reportero Pere Renom el filólogo de la UPF Lluís de Yzaguirre diseña el teclado catalán basado en las parejas de letras consonante-vocal más frecuentes en la lengua catalana. Y la asociación Softcatalà desarrolla una aplicación para instalar el teclado catalán en cualquier ordenador. Una vez se domine el nuevo teclado escribiremos más deprisa, reduciremos el número de lesiones en manos y muñecas e incluso mejoraremos nuestra capacidad de expresión.